YO, ZOQUETE.
La lectura del libro "Mal de escuela"
de Daniel Pennac me ha hecho reflexionar sobre mis tiempos de formación
académica en primaria y secundaria y he llegado a una conclusión: Yo también
fui un zoquete, es más, a día de hoy todavía sigo siendo un zoquete, aunque en
menor medida.
Me he sentido identificado en muchas partes del
libro en general pero concretamente me vi reflejado en ese zoquete que es
ignorado o poco ayudado por el profesor simplemente por el hecho de ser menos
habilidoso en los estudios. Pues bien, en el libro de Pennac esta situación se
generar a partir de que un alumno le pide fuego a un profesor de una manera un
tanto violenta y éste después se niega a ayudarle. En mi caso es una situación
diferente pero también se aprecia el poco interés de la profesora por el
zoquete.
Mi historia tiene lugar cuando yo cursaba
tercero de la ESO por segunda vez en mis estudios. Tengo que decir que siempre
he sido un chico de cincos pelados en casi todas las asignaturas menos en
Educación Física y en Plástica. Por otra parte estaba el inglés, esa asignatura
que a muchos alumnos causa "terror" con el simple hecho de ser
nombrada y que tantos suspensos proporciona a muchos estudiantes cada año. Yo
no iba a ser menos, además llevaba dos años con la misma profesora y ya me
tenía calado, sabía mi forma de redactar en sus exámenes y el poco interés que
yo mostraba en su asignatura. No obstante y después de pensarlo bastante, aún
no se el motivo por el cual un día decidí estudiarme aquel examen de verbos
irregulares. Creo que de alguna manera quería demostrarme a mi mismo que si
quería podía, pero eso sí, todo eso de forma inconsciente.
Aquel examen me lo tenía preparado, acudí a
clase con seguridad como el que se sabe bien la lección, sin dudas.
Terminé el examen contento, sabedor de haber
realizado un buen trabajo y orgulloso de mi mismo. Normalmente, la profesora de
inglés tardaba como la que más en la corrección de sus exámenes, la cual manera
era un aliciente cuando de normal no estudiaba, unos días más por saber esa
nota que en realidad ya sabía en mi interior. Pero esa vez era distinto, era MI
EXAMEN, el examen que me había salido perfecto, ya no me parecía correcto que
tardase en corregir esos exámenes. Finalmente, llegaron esas notas de sus
respectivos exámenes, yo yacía nervioso digamos que era por que iba a sentirme
como los demás, como ese alumno aplicado que aprueba todos los exámenes y no
como un zoquete. Pues bien, la profesora no me repartió mi examen sino que
delante de todos dijo que tenía un 7 pero que iba a hacérmelo repetir porque
sospechaba que había copiado, ya que de normal yo no sacaba esas notas.
Simplemente por este hecho y no porque me hubiese visto copiando o se lo
hubiese dicho alguien, simplemente por eso, lo tuve que repetir. Mi cabreo fue
monumental, no daba crédito, eso no podía estar sucediendo, no era posible. Mi
esfuerzo desperdiciado por la profesora
que intentaba sorprender. Repetí el examen, saque un 6 y me dejó la nota que
había sacado desde un principio, había conseguido demostrarle lo mejor y ella
no fue capaz ni de disculparse.
A esta profesora la veo reflejada en el libro
de Pennac como a la profesora que no quiso ayudar al zoquete y fue este zoquete
quien se superó diariamente queriendo ir siempre a demostrarle a esa profesora
que podía. No se si de alguna manera inconsciente esta profesora consiguió
ayudarme en algo y conseguir que llegue a donde estoy hoy pero aparentemente, a
mi no me lo parece.
Al principio del post, he dicho que a día de
hoy sigo siendo un zoquete. Con esto me refiero a que soy capaz de dar mis peores
excusas por no haber hecho las tareas o bien porque muchas veces me gusta
desconectar. Solo basta con ver mi blog y darse cuenta de que esta es sola mi
tercera entrada en estas fechas, un gran zoquete. Pero seguro que este zoquete
acaba por darse cuenta como en la historia, de eso estoy seguro, y de que
quiere también.
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