miércoles, 23 de abril de 2014

YO, ZOQUETE.

La lectura del libro "Mal de escuela" de Daniel Pennac me ha hecho reflexionar sobre mis tiempos de formación académica en primaria y secundaria y he llegado a una conclusión: Yo también fui un zoquete, es más, a día de hoy todavía sigo siendo un zoquete, aunque en menor medida.


Me he sentido identificado en muchas partes del libro en general pero concretamente me vi reflejado en ese zoquete que es ignorado o poco ayudado por el profesor simplemente por el hecho de ser menos habilidoso en los estudios. Pues bien, en el libro de Pennac esta situación se generar a partir de que un alumno le pide fuego a un profesor de una manera un tanto violenta y éste después se niega a ayudarle. En mi caso es una situación diferente pero también se aprecia el poco interés de la profesora por el zoquete.
Mi historia tiene lugar cuando yo cursaba tercero de la ESO por segunda vez en mis estudios. Tengo que decir que siempre he sido un chico de cincos pelados en casi todas las asignaturas menos en Educación Física y en Plástica. Por otra parte estaba el inglés, esa asignatura que a muchos alumnos causa "terror" con el simple hecho de ser nombrada y que tantos suspensos proporciona a muchos estudiantes cada año. Yo no iba a ser menos, además llevaba dos años con la misma profesora y ya me tenía calado, sabía mi forma de redactar en sus exámenes y el poco interés que yo mostraba en su asignatura. No obstante y después de pensarlo bastante, aún no se el motivo por el cual un día decidí estudiarme aquel examen de verbos irregulares. Creo que de alguna manera quería demostrarme a mi mismo que si quería podía, pero eso sí, todo eso de forma inconsciente.
Aquel examen me lo tenía preparado, acudí a clase con seguridad como el que se sabe bien la lección, sin dudas.
Terminé el examen contento, sabedor de haber realizado un buen trabajo y orgulloso de mi mismo. Normalmente, la profesora de inglés tardaba como la que más en la corrección de sus exámenes, la cual manera era un aliciente cuando de normal no estudiaba, unos días más por saber esa nota que en realidad ya sabía en mi interior. Pero esa vez era distinto, era MI EXAMEN, el examen que me había salido perfecto, ya no me parecía correcto que tardase en corregir esos exámenes. Finalmente, llegaron esas notas de sus respectivos exámenes, yo yacía nervioso digamos que era por que iba a sentirme como los demás, como ese alumno aplicado que aprueba todos los exámenes y no como un zoquete. Pues bien, la profesora no me repartió mi examen sino que delante de todos dijo que tenía un 7 pero que iba a hacérmelo repetir porque sospechaba que había copiado, ya que de normal yo no sacaba esas notas. Simplemente por este hecho y no porque me hubiese visto copiando o se lo hubiese dicho alguien, simplemente por eso, lo tuve que repetir. Mi cabreo fue monumental, no daba crédito, eso no podía estar sucediendo, no era posible. Mi esfuerzo desperdiciado por  la profesora que intentaba sorprender. Repetí el examen, saque un 6 y me dejó la nota que había sacado desde un principio, había conseguido demostrarle lo mejor y ella no fue capaz ni de disculparse.
A esta profesora la veo reflejada en el libro de Pennac como a la profesora que no quiso ayudar al zoquete y fue este zoquete quien se superó diariamente queriendo ir siempre a demostrarle a esa profesora que podía. No se si de alguna manera inconsciente esta profesora consiguió ayudarme en algo y conseguir que llegue a donde estoy hoy pero aparentemente, a mi no me lo parece.

Al principio del post, he dicho que a día de hoy sigo siendo un zoquete. Con esto me refiero a que soy capaz de dar mis peores excusas por no haber hecho las tareas o bien porque muchas veces me gusta desconectar. Solo basta con ver mi blog y darse cuenta de que esta es sola mi tercera entrada en estas fechas, un gran zoquete. Pero seguro que este zoquete acaba por darse cuenta como en la historia, de eso estoy seguro, y de que quiere también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario